El Aniversario de la Creación

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FACTORES QUE IMPIDEN EL RASGO DEL CELO - EL SENDERO DE LOS JUSTOS - CAP 9

 



Por el Rabino Moshe Jaim Luzzato [RAMJAL] Zt”L

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CAPÍTULO   9

FACTORES QUE IMPIDEN EL RASGO DEL CELO Y COMO ALEJARSE DE ELLOS

LOS FACTORES que impiden la adquisición del rasgo de carácter del celo (Prontitud) son los que promueven la pereza. Los de mayor importancia siendo, (1) el deseo de reposar el cuerpo – (2) la aversión a los esfuerzos - y (3) el amor al placer sin limites. Sin lugar a dudas, que cualquiera que esté operando bajo tales disuasorios, para él, el servicio divino al Creador sería un yugo demasiado pesado.

Para una persona que desea tomar su merienda en pleno descanso, durmiendo sin ser molestado y pasearse como un turista, etc. - Esta es una persona para quien el despertarse temprano para las plegarias (Servicio Divino) sería casi imposible, le sería extremadamente difícil retrasar su almuerzo para no perderse el servicio de la tarde o salir a cumplir una Mitzvá si el tiempo no le conviene. ¡Cuánto más estaría muy reacio a darse prisa para cumplir una Mitzvá o para el estudio de la Torá!

El que se acostumbra a estas prácticas, no está en su dominio propio el hacer lo contrario cuando así lo desee, ya que su voluntad está con las ligaduras de sus hábitos que ya son para él parte de su naturaleza.

VINIMOS A ESTE MUNDO PARA HACER ESFUERZOS
Para hacer la voluntad de Dios, uno tiene que darse cuenta que no vinimos a este mundo para reposar, sino para laborar y hacer esfuerzos. El debe comportarse como los empleados que trabajan por tantas horas al día, como está escrito en Eruvín 65a, “Somos jornaleros empleados para completar días”; y también como soldados en el frente de combate, que deben comer con prisa a intervalos irregulares, siempre listos para el ataque. Concerniente a esto está escrito en Job 5:7 “Empero el hombre nació para la laborar así como las centellas se levantan para volar por el aire.”

Cuando alguien se acostumbra a tomar la vida de esta manera, para él, el servicio Divino es una cosa fácil, porque ciertamente éste siempre tendrá la actitud apropiada y estará siempre listo a hacer la voluntad de su Dios. Nuestros sabios de Bendita Memoria, dicen así en Avot 6:4, “Este es el camino de la Torá – Come pan con sal, toma agua en medida y duérmete por el suelo.” Este estilo de vida constituye el relato breve de aquellos que se abstienen de todo confort y de los placeres de esta vida.

LA PEREZA ES UN PECADO
Otro impedimento a la adquisición del rasgo del Celo es “El Miedo a lo que puede ocurrir con el tiempo”, a veces tendrá temor del frío o del calor, otras veces tendrá temor de los accidentes, de las enfermedades, del viento, etc. Como lo dice el Rey Salomón [¡Qué la paz esté con él!], en Proverbios 26:13 “Dice el perezoso: El león está por el camino; El león está por las calles.” Nuestros sabios, de Bendita Memoria, señalaron lo cuan envilecedor es la naturaleza de este rasgo; por lo tanto se lo atribuyen a los pecadores. Las Sagradas Escrituras lo soportan como en Isaías 33:14 “Los pecadores se asombraron en Sión, espanto sobrecogió á los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿quién de nosotros habitará con las llamas eternas?”


Por eso uno de los grandes eruditos, cada vez que percibía a uno de sus discípulos agarrado por el miedo, él lo regañaba siempre diciéndole, “Eres un pecador” (Berajot 60a); la conducta apropiada está en Salmo 37:3, “Pon tu confianza en el Eterno, y haz el bien; Vivirás en la tierra, y verás la Emuná (La Fe y la Fidelidad). ”

HAY QUE VIVIR ARRAIGADO EN EL SERVICIO DIVINO
Para resumir, el ser humano debe vivir sin ataduras en este mundo, arraigado en el Servicio Divino. Respecto a las cosas de este mundo, el debe contentarse y vivir con todo lo que le llega, él debe alejarse del ocio y acercarse de la faena y el trabajo; su corazón debe de estar confiado con seguridad en Dios, él no debe de tenerle miedo al futuro y lo que pueda suceder con el porvenir.

Si estás pensando en el hecho de que nuestros sabios ordenaron de que uno esté especialmente atento a su bienestar y que no se ponga en peligro; aunque sea un Tzadik (una persona justa) y hacedora de buenas acciones, y de que dijeron en Ketuvot 30a, “todo está en las manos del cielo, excepto el resfriado y la fiebre”, y de que la Torá declara en Deuteronomio 4:15 “Tengan cuidado pues, de sí mismas; y de sus almas” - Lo que indica que uno no tiene que solamente tenerle confianza a Dios en esta área. Y aún ahí nuestros sabios añaden que hay dos tipos de temores; existe el temor apropiado y el miedo tonto que se relaciona con el momento en que se debe cumplir una Mitzvá; también hay confianza y hay imprudencia. El Eterno Dios, Bendito Sea Él, invirtió en el ser humano inteligencia sana y juicio para que sepa seguir por el camino correcto y protegerse del peligro que causan las herramientas que fueron creadas para castigar a los malhechores.

El que no se deja guiar por la sabiduría, poniéndose en peligro, él no está demostrando confianza en Dios, sino su imprudencia, y está pecando al desechar la voluntad del Creador, Bendito Sea su nombre, cuyo deseo es de que el ser humano se proteja del mal. Y a parte de que la imprudencia y descuido de esa persona lo ponen en peligro inherente en el supuesto instrumento, ella también atrae un castigo del cielo por el pecado que se cometió en dicha situación, por lo que su herida es el resultado de su pecado.

El tipo de temor y de protección que es apropiado es cuando emerge por el uso de la sabiduría y de la inteligencia. Es el tipo que se menciona en Proverbios 22:3, “El avisado ve el mal, y se esconde: Mas los simples pasan, y reciben el daño.”

El "miedo insensato" es el deseo de una persona de multiplicar la protección sobre la protección y el temor sobre el miedo, de modo que proteja su protección y descuide la Torá y el servicio divino. El criterio por el cual distinguir entre los dos temores es el implícito en la declaración de nuestros Sabios de memoria bendita en Pesajim 8b, "Donde existe la posibilidad de peligro, es diferente". Es decir, donde hay una posibilidad reconocida de lesión, uno debe estar atento, pero donde no hay peligro aparente, no se debe tener miedo. En la misma línea se dice en Julín 56b: "No asumimos una imperfección donde no vemos una" y "Un sabio debe guiarse sólo por lo que ven sus ojos". (Bava Batra 131 a). Esta es la intención misma del versículo que mencionamos anteriormente: "El hombre sabio ve el mal y se esconde ..." Lo que se habla se esconde del mal que se ve, no del que posiblemente exista, o del que posiblemente se materialice. . Y esta es precisamente la intención del versículo al que se hizo referencia anteriormente: "El hombre perezoso dice: 'Hay un león en el camino ..." ", que nuestros Sabios de memoria bendita interpretaron en Devarim, Deuteronomio Rabá 8: 7 como ilustración, de la medida en que el temor vano puede ir a separar a un hombre de una buena acción: "Salomón dijo siete cosas en relación con el hombre perezoso: si la gente dice al hombre perezoso:" Tu maestro está en la ciudad; ve y aprende Torá de él ", responde,` `Tengo miedo del león en el camino ''. Si dicen: "Tu maestro está dentro de la provincia", responde, "Tengo miedo del león entre los caminos". Si dicen: "Él está en su casa", él responde: "Si voy hacia él, encontraré la puerta cerrada ..." "Vemos, entonces, que no es el miedo lo que conduce a la pereza, sino la pereza que lleva al miedo.

Todo lo que hemos dicho está atestiguado por la experiencia diaria, en el sentido de que para la gran mayoría de las personas es obvio y bien sabido que el tipo de actitud del que hemos hablado es la que gobiernan los tontos. La persona perceptiva reconocerá la verdad de lo que se ha dicho, y el hombre de entendimiento lo reconocerá fácilmente.

Con la discusión anterior del Celo, y con la confianza será suficiente para despertar el corazón. El que es sabio se hará más sabio y aumentará su sabiduría. Debe observarse que el celo se coloca adecuadamente a un nivel por encima de la Vigilancia; porque generalmente una persona no será celosa a menos que sea primero un vigilante. Quien no se concentra en ser vigilante en sus acciones y en considerar el servicio divino y sus principios (tal concentración que constituye el rasgo de la vigilancia, como ya lo he escrito), tendrá muchas dificultades para encubrirse con amor y anhelo por ello. sé celoso del anhelo ante su creador; porque tal persona todavía está inmersa en los deseos corporales y sujeta a la inclinación de sus hábitos, lo que lo aleja de todo esto. Sin embargo, después de que sus ojos se hayan abierto para ver sus acciones y ser vigilantes de ellos, y habrá hecho la cuenta de las buenas acciones contra las malas que mencionamos, será fácil para él apartarse del mal y prolongarse y ser extenso. Celo por el bien. Esto es evidente por sí mismo.



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