La profundidad del Juicio Divino y su complejidad
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Si bien las reglas generales del Juicio Divino son sencillas en cuanto a que quien va por los caminos del Eterno es bendecido en este mundo y en el venidero; mientras que, el malvado es castigado, tanto en este mundo como en el por venir; los detalles de este juicio son sumamente profundos y complejos.
Por esta razón hay casos en los que un justo sufre de pobreza y enfermedades muriendo joven, y hay malvados que persisten en su inconducta, viviendo con salud y en abundancia. Esto puede obedecer a diferentes razones, tal como las detallaremos a continuación, y todo tiene por cometido la reparación del mundo.
Antes que nada es necesario conocer una regla general: el libre albedrío del ser humano es indispensable a los efectos de que el mundo sea reparado y por lo tanto, mientras esto no se haya alcanzado no es razonable que los justos disfruten y los malvados sufran. Por esta razón, la administración del Rigor Divino o «Din» es muy compleja y sus detalles múltiples, por lo que siempre existen justos que se enfrentan con sufrimientos y malvados que parecen gozar de los deleites de este mundo. De esta manera, el libre albedrío no se ve afectado, y aquella persona que elige el bien tiene el mérito de repararse a sí mismo y al mundo entero.
De todas maneras, cuando observamos a largo plazo, por ejemplo, respecto de temas vinculados a la familia y la felicidad verdadera de la vida, vemos que generalmente en este mundo los justos son bendecidos y los malvados castigados. El principal desafío que la inclinación al mal presenta al ser humano es el contemplar este mundo desde una perspectiva superficial y cortoplacista, mientras que la inclinación al bien estimula a la persona a contemplar este mundo en profundidad y a largo plazo. Por esta razón, a pesar de que en este mundo, a largo plazo mayormente los justos son recompensados y los malvados castigados, todavía se mantiene el libre albedrío ya que a corto plazo esta dinámica no se distingue.
Pasemos a explicar los detalles de la administración del Juicio Divino: en el caso de una persona destinada a ser rica y enfrentarse a las pasiones que la opulencia implica, de modo tal que aunque peque abundantemente continuará siendo rico y todo su juicio en Rosh HaShaná es sobre la base de su holgura económica: ¿esta lo hará feliz o acaso habrá de llenarlo de preocupaciones y sufrimientos?
Asimismo, en lo que respecta al mundo venidero, ¿su riqueza le permitirá enfrentar tanto pruebas difíciles como sencillas? ¿Su dinero le ayudará a su labor espiritual? Hay personas destinadas a enfrentar las pruebas que presenta la pobreza y aunque su conducta sea muy meritoria continuará siendo pobre, por lo que su sentencia se basará en la pregunta si la pobreza será soportable o no.
En cuanto al mundo venidero, la pregunta relevante será si su condición económica le ayudará a su desarrollo espiritual o atentará contra este. En muy contadas ocasiones, mediante méritos fuera de lo común o pecados gravísimos, una persona puede modificar el tipo de vida que tiene destinada.
Hay veces en las que el destino no es contundente sino que fija una tendencia general y permite modificaciones determinadas, por lo que el juicio de Rosh HaShaná puede influenciar en quien está destinado a la opulencia en cuanto a si será rico, bien acomodado o magnate o, en el caso del pobre si este vivirá un poco apretado, muy apretado o será indigente.
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H’ Ehad
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