YIRMEYAHU - EL DESIGNADO PROFETA PARA LAS NACIONES
Haftorá Matot
Jeremías 1:1-2:3
Julio 23, 2022 después de la Havdalá
מַקֵּל שָׁקֵד
La Haftorá de esta semana es la primera de una serie de tres "Haftorot de aflicción". Estas tres Haftarot se leen durante las Tres Semanas de luto por Jerusalén conocidas como Bein Ha'Metzarím, entre los ayunos del 17 de Tamuz y el 9 de Av.
Con esta Haftará Todo Israel se reune. Ojalá sea una señal de la Gueulá que se aproxima; desde hace unas semanas la diaspora Judía estaba retrasada en su lectura bíblica, por cuanto los Judios en Israel estaban siempre adelantado de una semana en su lectura; pero ya se reunieron por medio de la Haftará de Matot, mientras siguen separados hasta la semana próxima momento en el cual la diaspora leerá dos Parashiyot (Matot-Masei), que les dará la oportunidad de alcanzar a los que viven en Israel que leerán solo Masei
Jeremías relata cómo Dios lo nombró profeta para las naciones, a pesar de su renuencia inicial a aceptar la tarea, y habla del aliento que Dios le dio para cumplir con su misión crucial.
Luego describe dos visiones proféticas que le fueron mostradas. El primero presentaba una rama de almendro. Dios le explicó a Jeremías que al igual que un almendro florece muy rápido, también Dios llevará a cabo su plan — castigar a los judíos por sus pecados — con la debida rapidez.
La segunda visión fue la de una olla hirviendo cuya espuma se dirigía hacia el norte. Dios explicó que esto era una alusión a las aflicciones que sufriría el pueblo judío a manos de la gente del norte de Tierra Santa, a saber, Babilonia. Dios hará que los reinos del norte pongan sitio a Jerusalén y Judea y juzgará al pueblo judío debido a su abandono de los caminos de Dios y su adoración de ídolos.
Dios luego animó a Jeremías a entregar la profecía y no temer a la población judía que ciertamente no tomaría amablemente palabras tan duras.
La Haftorá termina con una profecía tranquilizadora para el pueblo: "Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: así dijo Dios: 'Me acuerdo de la bondad de tu juventud, el amor de tus nupcias, cuando tú me siguias por el desierto, en una tierra no sembrada. Israel es santo para Dios, la primicia de Su grano; todos los que se lo coman serán culpables, el mal les sobrevendrá, dice Dios.'"
Con esta Haftará Todo Israel se reune. Ojalá sea una señal de la Gueulá que se aproxima; desde hace unas semanas la diaspora Judía estaba retrasada en su lectura bíblica, por cuanto los Judios en Israel estaban siempre adelantado de una semana en su lectura; pero ya se reunieron por medio de la Haftará de Matot, mientras siguen separados hasta la semana próxima momento en el cual la diaspora leerá dos Parashiyot (Matot-Masei), que les dará la oportunidad de alcanzar a los que viven en Israel que leerán solo Masei
Jeremías relata cómo Dios lo nombró profeta para las naciones, a pesar de su renuencia inicial a aceptar la tarea, y habla del aliento que Dios le dio para cumplir con su misión crucial.
Luego describe dos visiones proféticas que le fueron mostradas. El primero presentaba una rama de almendro. Dios le explicó a Jeremías que al igual que un almendro florece muy rápido, también Dios llevará a cabo su plan — castigar a los judíos por sus pecados — con la debida rapidez.
La segunda visión fue la de una olla hirviendo cuya espuma se dirigía hacia el norte. Dios explicó que esto era una alusión a las aflicciones que sufriría el pueblo judío a manos de la gente del norte de Tierra Santa, a saber, Babilonia. Dios hará que los reinos del norte pongan sitio a Jerusalén y Judea y juzgará al pueblo judío debido a su abandono de los caminos de Dios y su adoración de ídolos.
Dios luego animó a Jeremías a entregar la profecía y no temer a la población judía que ciertamente no tomaría amablemente palabras tan duras.
La Haftorá termina con una profecía tranquilizadora para el pueblo: "Ve y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: así dijo Dios: 'Me acuerdo de la bondad de tu juventud, el amor de tus nupcias, cuando tú me siguias por el desierto, en una tierra no sembrada. Israel es santo para Dios, la primicia de Su grano; todos los que se lo coman serán culpables, el mal les sobrevendrá, dice Dios.'"
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