DECRETO DE MORIR AL KIDUSH HASHEM EN AQUEL ENTONCES Y HOY
"Wow ¿Eres tú Ishmaél, cuyo Hacedor se jacta todos los días de tener un siervo en la tierra que se parece a Su propio rostro?"
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Cuando los Reshaím del Gobierno Romano habían decretado asesinar a los Sabios de Israel, los Sabios compañeros de Rabí Ishmaél el Cohén Ha'Gadól le pidieron que subiera a los cielos para verificar si ese decreto venía del Santo Dios Bendito; por lo que el Rabí Ishmaél se paró, se fue y se purificó; luego se cubrió con su Talit y sus Tefilines, pronunció explícitamente el nombre inefable del Eterno. Con eso vino un viento (un espíritu) fuerte que lo levantó y se lo llevó al cielo.
¿QUÉ SIGNIFICA ESO? ¿SERÁ QUE ALGUNOS TZADIKÍM PUEDEN SUBIR Y BAJAR A LAS CORTES CELESTIALES CUANDO QUIERAN?
Yo no soy ningún sabio, ni es algo que conozco por mi propia cuenta, pero según algunos Tzadikím de hoy, siempre hay Tzadikím en cada generación que tienen esa virtud y zejut de poder subir a los cielos y bajar para tratar de eliminar los decretos divinos que se decretan sobre la Tierra.
Uno de esos Tzadikím vive hoy, en nuestros días y éste se dice que tiene acceso a todas las cortes celestiales y vive una vida de completa abnegación de sí, y con sacrificio propio logra cancelar los decretos sobre Israel y el mundo.
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Según esta historia relatada en el Talmud y el Midrash, cuando el Rabí Ishmaél llegó allá arriba, el ángel Gabriel lo vio y le preguntó:
¿Eres tú el tal Ishmaél? Sabes algo tu Creador se alaba todos los días, diciendo que el tiene un siervo en la Tierra que se parece mucho a Él.
El Rabino Ishmaél le responde: Sí, "Yo soy él". Pues ahí Gabriel le pregunta: "¿Por qué has subido hasta aquí?
Ishmaél: "Subí para comprobar de que el decreto había sido sellado por el Santo Dios."
Gabriel: "Lo siento Ishmaél, hijo mío, como vives tú, así he oído desde detrás de la cortina, en el cielo: Fue decretado que 10 sabios de Israel sean entregados para ser asesinados a manos del gobierno malvado Roma.
R. Ishmael Preguntó: *¿Por qué?" Gabriel le dijo: * Es justicia por la venta de José (Yosef Ha'Tzadik).
Todos los días la Midat Ha'Din, la Medida de la justicia extrema ha estado reclamando con acusaciones ante el trono de gloria, diciendo:
¿Escribiste en vano una sola letra en la Torá?" Dijiste: "El que robare a un hombre y lo vendiere ciertamente morirá [Éxodo 21:16].
Sin embargo, los diez padres de las tribus vendieron a José, y hasta ahora no lo han pagado, ni ellos en aquel tiempo, ni su descendencia despues de ellos. Por lo tanto, se emitió un decreto contra diez sabios de Israel":
*"Vive tú, oh Ishmaél, hijo mío, desde el día en que los padres de las tribus de Israel habían vendido a José, su hermano, el Santo Dios no ha encontrado en ninguna generación a hombres tan justos y piadosos como los padres de las tribus para que paguen por esa injusticia, excepto ahora con ustedes. Por lo que ahora se hará justicia con ustedes.
Y cuando el ángel malvado, el Samej Mem vio que El Santo Dios estaba a punto de sellar el decreto, se regocijó muchísimo mientras se jactaba, diciendo: "¡He prevalecido sobre el Príncipe Miguel!" Ante eso, la ira del Santo Dios se encendió contra el Samej Mem, y convocando al ángel Metatrón, Él le dijo:
“Escribe y séllalo con azufre, para que llueva fuego sobre el malvado reino de Roma, sobre los humanos y el ganado, sobre la plata, sobre el oro, sobre todo lo que es de ellos.”
Cuando R. Ishmael escuchó esto, su indignación disminuyó inmediatamente. Mientras caminaba de un lado a otro en el cielo, vio un altar cerca del trono de gloria. Así que le preguntó a Gabriel:
"¿Qué es esto?"
Gabriel le dijo: Es un altar. El R. Ishmaél: *¿Qué ofrecen en él todos los días? Gabriel le dijo: "Ofrecemos en él las almas de los Tzadikím". Dijo el R. Ishmaél: "¿Quién los ofrece?"
Dijo Gabriel: El gran príncipe Miguel."
Inmediatamente el R. Ishmaél bajó a la tierra y les informó a sus colegas, los sabios de la corte Judía de que el decreto había sido sellado.
"Los que estaban sentados a la derecha se quejaron de que se había dictado un decreto tan duro contra ellos: pero los que estaban sentados a la izquierda se regocijaron de que el Santo Dios los considerara iguales a los patriarcas de las Tribus de Israel.
DECRETOS HOY EN NUESTROS DIAS
¿QUÉ HAY QUE DECIR EN NUESTROS DIAS?
Pues sí, decretos duros hay en cada generación; de ahí lo de la Shoá (el holocausto) de la segunda guerra mundial, los Pogromos de Rusia, las expulsiones de Inglaterra, la gran Inquisición española, etc...
Uno de los decretos más duros de hoy fue lo de la Pandemia del Kovid 19, en la que muchos fueron mutilados por medio de las vacunas, y la inanición; en la que muchos fueron abandonados a su muerte en los hospitales, por falta de propia alimentación a los pacientes, ahí murieron rabinos y gentes de todo tipos.
Y aún hoy después de dos años siguen muriendo al Kidush Hashem, algunos de los que quedaron paralizados por las vacunas. Justamente en Shavuot murió David, un buen amigo y hermano mio que nunca había vuelto a ser el mismo después de las vacunaciones.
En el momento del decreto del virus Corona: uno de los Tzadikím, el mismo que tiene acceso a los tribunales celestiales al igual que su homólogo de la antigüedad, al igual que el Rabino Ishmaél Ha'Cohén, pues le contó a sus seguidores, que esta pandemia se suponía destruir tantos a los seres humanos al igual que las plantas y los animales;
pero ese Tzadik, el Rav Eliezer Ben Atiá escribió una plegaria para que esa pandemia no tenga el impacto que se suponía tener.
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El Talmud y el Midrash nos relatan que el malvado reino de Roma procedieron con la arrestación del Rabino Shimón ben Gamaliel y el Rav Ishmael el Cohén Gadól (el Sumo Sacerdote) fueron apresados para ser ejecutados.
El R. Shimón se echó a llorar y el R. Ishmael le dijo: "Avrekh, 'estás a solo dos pasos de ser puesto en el seno de los Tzadikím, ¡pero tú te la pasas llorando!"
El R. Shimón le responde: "Mi corazón me falla, porque no sé por qué he de ser asesinado".
El R. Ishmael: "En tu tiempo, ¿alguna vez vino a ti algún hombre para juicio o con una pregunta, y lo hiciste esperar mientras bebías tu copa o te atabas las sandalias o te ponías la capa, aunque la Torá dice: que no debe de haber ningún retraso para nada en juicio [Éxodo 22:22 (p)
¿y eso qué creíste que importaba si la demora fuera larga o corta?
Ante eso, le dijo al R. Ismaél: Me has consolado, mi amo. Ambos suplicaron al verdugo. El R. Ismaél dijo: sumo sacerdote, de la simiente de Aarón Ha'Cohén soy. Mátame a mi primero, para que no tenga que presenciar la muerte de mi colega".
Pero el R. Shimón dijo: "Soy un príncipe hijo de un príncipe, de la simiente de David. Descendiente del rey de Israel soy. Mátame primero, para que no tenga que presenciar la muerte de mi colega.
El verdugo dijo: "Echen suertes". La suerte recayó sobre el R. Shimón ben Gamaliel. Inmediatamente el verdugo agarró la espada y le cortó la cabeza. Entonces el R. Ishmaél tomó la cabeza cortada del R. Shimón y la estrechó contra su pecho mientras lloraba y gritaba:
"¡Boca santa, boca fiel! Boca santa, boca fiel, la boca que pronunció hermosas gemas de la Torá, piedras preciosas y perlas, que consentido en que te pusieran en el polvo? ¿Quién permitió que tu lengua se llenara de polvo y ceniza?
¡Ay de la Torá! ¡Ay de su 'recompensa'!
Mientras lloraba, la hija del malvado César miró hacia abajo desde una ventana y vio la belleza del R. Ishmaél, pues era uno de los siete hombres más hermosos del mundo. su rostro era como el rostro de un ángel del Eterno, Señor de los ejércitos.
Ella se llenó de compasión por él y envió un mensaje a su padre: "Concédeme una sola petición". Él respondió: Hija Mía, haré todo lo que tú digas, excepto respecto al R. Ishmael y sus compañeros". La hija le dijo: "Te lo suplico, déjalo vivir". El padre: "Ya he Jurado". La hija : "Si es así, te lo ruego, ordena que le quiten el cuero cabelludo, para que pueda mirarlo en lugar de un espejo". César entonces emitió una orden para quitar el cuero cabelludo de R. Ishmael.
Cuando el verdugo llegó al lugar en la frente donde se usan los tefilín, R. Ishmaél profirió un grito grande y amargo, de modo que el cielo y la tierra se estremecieron. Cuando clamó por segunda vez, incluso el trono de gloria se estremeció.
Entonces los ángeles ministradores hablaron sin rodeos delante del Santo Dios diciendo: "¿Acaso debe ser asesinado un hombre así tan justo aquien le mostraste todos los tesoros de los mundos de arriba y los misterios de los mundos de abajo?
¿Con tanta Torá y así termina?
El Santo Dios dijo: "Pero, ¿qué puedo yo hacer por mi hijo? Es un decreto, y nadie puede anularlo". Entonces salió una voz divina y dijo: "Si escucho un grito más, convertiré el mundo en un vacío y desolación". Cuando el R. Ishmaél escuchó esto, se quedó en silencio.
El malvado César le dijo: ¿Aún confías en tu Dios?* El R. Ishmaél le contestó: "Aunque él me mate, en él confiaré" (Job 13:15).
En eso, el alma del R. Ishmaél lo dejó. Cuando el R. Akiva se enteró de que los Rabinos Shimón y el Rav Ishmaél Ha'Cohén habían sido asesinados, se levantó, rasgó sus vestiduras, se vistió de cilicio y dijo a sus discípulos:
Prepárense para la calamidad. Si el bien hubiera sido destinado a venir a nosotros en nuestra generación, entonces seguramente nadie más que los Rabinos Shimón e Ishmaél lo hubieran recibido. Pero bueno, ¿qué decir? ya que esto es lo que nos toca, pues vamos...
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Sabemos lo que sigue en esta historia, pues con esto terminaron 10 de los más grandes sabios de Israel asesinados al Kidush Hashem.
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